Una persona falleció por este virus hace unos días.

Como si no fuera suficiente con el COVID-19, en China surge una noticia que ha puesto a muchos a pensar en el ritmo que estamos llevando como sociedad.

Según el portal “Global Times” se ha reportado la muerte de una persona por hantavirus. La persona viajaba en autobús de Shangtung a Yunnan (en el suroeste de China) y ahí murió repentinamente durante su trayecto. Las pruebas después descubrieron que la persona estaba en negativo en COVID-19 pero positivo en hantavirus.

Rápidamente las autoridades de la ciudad de Lincang, donde es originaria la víctima, se pusieron en marcha para llevar un control de la enfermedad.

¿Qué es?

Es un virus que infecta con una enfermedad zoonótica, lo que quiere decir que se puede transmitir entre humanos y animales. Es considerada como un síndrome pulmonar y los principales portadores son roedores, sobre todo ratas y ratones, de acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

Contagio

La forma más frecuente es por inhalación. El hantavirus se puede dar comúnmente en entornos rurales pero también se ha visto en zonas urbanas. El contagio se da por contacto con excremento u orina de roedores por medio de los ojos, nariz o boca. También puede darse por la mordedura de estos animales. El primer caso de esta enfermedad se conoce de 1978 en el sur de Corea.

Síntomas

Es similar a una gripe y también al nuevo COVID-19: Los síntomas son fiebre, escalofríos, afectaciones gastrointestinales o dolores musculares y posteriormente dificultad respiratoria e hipotensión. El periodo de incubación de este virus es desde los 42 a los 56 días posteriores a la exposición.

¿Tiene tratamiento?

De acuerdo a la OMS, no existe tratamiento específico. Aquellos pacientes con síndrome cardiopulmonar por hantavirus deben ser asistidos en hospitales, de preferencia en centros de terapia intensiva con asistencia respiratoria. No existe actualmente una vacuna eficaz en estos momentos.

Cada día el surgimiento de virus nos demuestra que somos muy frágiles. Comparte esta nota