El miedo es nuestro más grande enemigo actual
Todos sabemos que el coronavirus trae miedo consigo. Nadie quiere contraer la enfermedad que ha puesto de cabeza al planeta. No es para más, el COVID-19 se ha llevado ya a más de 120.000 en todo el mundo.
Pero no debemos dejar que el miedo nos ciegue y nos haga atacar a aquellos que exponen su vida para que nosotros podamos seguir teniendo una rutina más o menos ‘normal’.
En muchas partes del mundo se han conocido casos del personal médico donde los han atacado o hasta les han negado la entrada a sus hogares, pero la ignorancia no solo se queda ahí. Esta vez le tocó a una trabajadora de un supermercado.
Miriam Armero Marín es una empleada de un supermercado en Cartagena, España. A su cargo tiene a su hijo de 10 años y ahora tiene miedo del futuro pues sus vecinos le han puesto un ultimátum.
Cada noche regresaba orgullosa de escuchar el aplauso que recibía al llegar de su trabajo por la labor que está realizando, poniendo su vida en riesgo para que los demás puedan ir a comprar lo que necesiten.
El fin de semana pasado vio la otra cara de las personas y una muy distinta. Su pequeño le entregó una nota que la llenó de incertidumbre por el futuro.
Miriam jamás esperó algo de las personas con las cuales convivía a diario, por lo cual, tras calmarse un poco, escribió una nota como respuesta que pegó al lado de la que le dieron en un lugar visible para todos.
«No voy a consentir que se dejen anónimos debajo de mi puerta ni mucho menos. No me voy a ir de mi casa. Sé perfectamente lo que tengo que hacer cuando llego a mi casa. No le puedo dar ni un beso a mi hijo hasta que me quito la ropa, así que no van a venir a darme lecciones ni mucho menos», se lee en la nota de Miriam.
Explicó que aquellos que se desempeñan en un supermercado también tiene familia que se encuentran en riesgo de contagio por su trabajo, pero que gracias a eso pueden comer.
Para finalizar, invitó a sus vecinos a que si quieren decirle algo, la próxima vez toquen a su puerta y se lo digan de frente. Miriam junto con su casero hicieron una denuncia a la comunidad para que quede como prueba de este lamentable caso.
En estos tiempos, no podemos dividirnos y atacar a quienes dan lo mejor para que nosotros sigamos, lo más normal que podamos, nuestra vida. Comparte este indignante caso como muestra de solidaridad a todos los que salen diariamente.