Fue uno de los doctores más influyentes del siglo XIX pero el descubrimiento de su secreto opacó su historia.
James Miranda Barry fue uno de los doctores más importantes del siglo XIX, sin embargo él nunca existió sino hasta que ingresó a la universidad de Edimburgo.
Sus principales logros se relacionan con descubrir el rol de la higiene en la medicina. Logro que los niveles de supervivencia de sus pacientes se dispararon como nunca antes de habían visto.
También señalo la relación entre las cañerías sucias con el cólera y lepra que azotaban en el continente africano en aquellas épocas.
Se le reconoce también por ser el primer doctor en realizar una cesárea en la cual, tanto hijo como madre, sobrevivieron al proceso.
Durante sus estudios destacó como alumno y fue de los pocos en graduarse de la escuela de medicina de Edimburgo. Ingresó al cuerpo de cirujanos del ejercito, trabajando en diferentes países como Jamaica, india, Crimea, entre muchos otros, siempre sirviendo a la Gran Bretaña.
Obtuvo el rango más alto para un doctor militar: General de hospitales.
Su verdadero yo
Nada de lo anterior le valió el respeto o la fama tras lo que se descubrío en su muerte en 1865. La enfermera a cargo de su cadáver se llevó una gran sorpresa al prepararlo para su entierro.
Al desnudarlo y tratar de ponerle sus sábanas ¡Se descubrío que James Barry era mujer! Su historia comienza realmente así:
Su nombre real era Margaret Ann Bulkley, una chica que nació en 1789 en County Cork, Irlanda. Su nombre de hombre lo tomó de su tío James Barry que también era su amigo además de su familiar.
El escándalo que causó este descubrimiento de su verdadero género opacó todos los éxitos que logró como cirujano. Mujeres como ella son las que vale mucho compartir con los demás, para que más personas la conozcan.