Otro ejemplo de entrega por la vocación
En todo el mundo, la primer línea de defensa contra el coronavirus es el personal de los hospitales. Cada día que pasa luchan por salvar las vidas de aquellos que están sufriendo la cara más temible de la nueva enfermedad. Son ellos los que también están más expuestos.
Alrededor del mundo se conocen muchos casos de doctores que han sido contagiados por este virus y se sabe que no todos han salido victoriosos de esta batalla.
En el Reino Unido, más de 7.000 personas han caído ante el COVID-19 y una de sus víctimas más recientes fue una enfermera que dejó detrás a su esposo y sus 3 hijos. Areema Nasreen solo tenía 36 años y era reconocida por su dedicación a su labor en el hospital. Desde la llegada de la pandemia no dudó en ayudar aún sabiendo el gran riesgo que corría.
Areema ayudó y auxilió a cuanta persona lo necesitaba en el hospital Walsall de Birminham, Inglaterra.
Tiempo después de estar en el área de cuidados intensivos, velando por el bienestar de los pacientes, comenzó a sentir los síntomas de la enfermedad. Fiebre, dolor de cabeza, tos y hasta escalofrío. Al hacerse la prueba, se confirmó la presencia del COVID-19.
“Ella empezó a llorar. Los médicos le dijeron a su esposo que no la abrazara pero él no pudo más y la abrazó con todas sus fuerzas”, comenta Ash, hermana de la enfermera.
La condición de Areema empeoró tanto que los compañeros médicos le dijeron a su esposo que debía ser hora de despedirse. No sabían si sobreviviría.
En sus últimos momentos la mente de la enfermera estaba totalmente concentrada en sus hijos. Solo quería que ellos estuvieran bien. Su esposo se acercó para dedicarle sus últimas palabras.
“Su esposo se acercó y le susurró ‘No te preocupes por los niños’. Instantes después ella perdió la vida”, se lamenta su hermana.
Su historia es una muestra de la lucha que tiene continuamente el personal médico en todo el mundo. Su sacrificio no debe pasar en vano. Comparte esta noticia como muestra de respeto para Areema y su gran labor.