A veces las cosas cambian en un parpadeo y de la forma menos esperada.

Tenían dos años de casados, muchos planes, sueños y anhelos, además el gran deseo de convertirse en padres.

En la sala de neonatología de un hospital de Rosario en Argentina, fue abandonado por su madre un bebé prematuro que solo pesaba 1 kilo y se aferraba a la vida.

Damián de 33 años y Pablo de 30, eran pareja desde hace 11 años y habían hecho casi de todo por hacer realidad su sueño de convertirse en padres adoptivos, sin embargo, la legislación vigente no estaba de su lado cada vez que ellos lo intentaban.

Incluso llegaron a inscribirse como candidatos para adoptar a un niño con Síndrome de Down pero tampoco tuvieron éxito.

Un día el milagro ocurrió y fueron llamados para informarles que un pequeño había sido abandonado, mismo que había nacido en su sexto mes de gestación. Ellos no dudaron en ir a conocerlo aunque fuera sólo a través del cristal.

Decidieron llamarlo Benicio, habían esperado tantos años para convertirse en padres que no desaprovecharían esta oportunidad, sólo tenía un día de nacido y su madre lo había abandonado, así que no dudaron en adoptarlo y hacer lo posible para darle el hogar que el pequeño merecía.

Al principio, el bebé no presentó ninguna patología específica, sólo era un bebé prematurao, pero las cosas cambiaron de repente drásticamente.

Mientras se hacía el papeleo de la adopción y las autoridades se encargaban de dar con el paradero de la madre biológica, ellos iban a diario a visitar al bebé.

Todos en el hospital no podían creer el amor que la pareja derrochaba por el bebé, mismo que no recibió de su madre. Ante esto, los médicos comenzaron a informar cada día sobre la situación de Benicio.

Inesperadamente el pequeño comenzó a empeorar al grado de que los médicos no le dieron ninguna esperanza, incluso recomendaron a la pareja parar el trámite de la adopción pues en caso de sobrevivir, las secuelas serían graves. Sin embargo, eso no les importó y continuaron con el trámite. La pareja declaró que oraban día y noche para que sobreviviera y que ellos pudieran ofrecerle el hogar que merecía, en donde sin duda sería muy amado.

A los días consiguieron los papeles de adopción, Benicio era su hijo legalmente. Lo que ocurrió después fue prueba de una fe inquebrantable y de una perseverancia admirable.

¨Los médicos comentaron que Beni comenzó a salir adelante cuando sintió que alguien lo quería y acompañaba, el contacto físico marcó un antes y después¨, comentó Damián.

Después de cinco meses por fin pudieron llevarlo a casa pero luego comenzaron a notar que algo andaba mal. El pequeño no reía, no lloraba, no hacía contacto visual y tenía sus brazos en una extraña posición.

Después de ir y venir al hospital, obtuvieron un pronóstico devastador, el pequeño tenía Síndrome de West, lo que antes era conocido como parálisis cerebral.

Pero los padres de Benicio no estaban dispuestos a rendirse e hicieron lo posible por proporcionarle todo lo necesario; medicación, terapia física, kinesiología, natación terapéutica, ocupacional, fonoaudiología, entre otros.

Ambos decidieron adaptar su vida e incluso su trabajo a las necesidades de Beni para que nada le faltara, además para que se sintiera amado.

Sin perder de vista el propósito y con el amor que le tenían, recibieron buenas noticias, avances leves pero significativos.

¨Ahora Beni está conectado y puede hacernos saber lo que le gusta y lo que no, a su modo logra comunicarse. En ocasiones incluso nos mira a los ojos y sonríe¨, comentó Pablo muy feliz.

Beni pasó por una cirugía para recuperar equilibrio muscular pero sus padres continúan buscando más opciones para que tenga una mejor condición de vida.

Ellos nunca perdieron la esperanza y una luz se encendió para ellos al recibir la noticia de que en México podían operarlo con grandes posibilidades de que llegue a recuperar la movilidad y pueda hablar.

Ahora en noviembre habían sido citados pero lamentablemente no pudieron reunir los 10 mil dólares que les solicitaron para cubrir los gastos médicos y quirúrgicos, ni siquiera extendiendo sus jornadas, haciendo rifas, bingos, vendiendo juguetes, comida, entre otras cosas.

Cuando su historia se dio a conocer en las redes muchos mostraron empatía y solidaridad y tuvieron diversas iniciativas para poder reunir el dinero. Todo con tal de que Beni pueda tener una mejor vida.

Ahora les han reprogramado la cita para dentro de siete meses y las personas les han pedido sus datos para quien quiera aportar su granito de arena y ayudarlos, Beni se lo merece. Aquí te dejamos sus datos:

Banco Municipal de Rosario
CBU: 0650020702000152273525
Cuenta: 152273/52

Ojalá que muchas personas se solidaricen a esta causa y los padres puedan juntar todo el dinero que necesitan para que Beni pueda tener una mejor vida.

Sin duda es un niño muy afortunado al tener unos padres amorosos que están haciendo todo lo que está en sus manos por él.

Fuente consultada: vitalizas